05 julio 2007

A quiénes abandonamos.

Nuestra letanía beata de la virtud intrínseca de la culturas y nuestra conciencia de culpa sofocan los intentos de liberación de los pueblos oprimidos por estructuras religiosas brutales. Repitámoslo tantas veces como sea necesario.
Hoy vamos a dejar sin ningún apoyo a la más noble de las causas, antiguamente defendida por la izquierda: ni más ni menos que la principal, la de la libertad. Si en lugar de contra el Islam sería contra el catolicismo o una multinacional tendríamos el asunto copando titulares.
Ehsan Jami, refugiado iraní, ex-creyente y residente en Holanda, ha constituido un grupo de apoyo a los apóstatas musulmanes. Recordemos que la apostasía se castiga con la muerte en muchos de los países donde rige la sharia; en todos acarrea consecuencias graves. Jammi explica que muchos musulmanes no dan este paso por el temor a represalias. Antes de que su iniciativa se de oficialmente a conocer, ya tiene centenares de correos electrónicos llegados de todas partes del mundo musulmán.
Pues claro, idiotas; centenares, que serán miles, que serán millones. ¿Es que creemos que el ansia de libertad sólo la sienten los occidentales? ¿Es que el deseo de desembarazarse de la vigilancia draconiana del fanático de turno es exclusiva de los occidentales?
No se tardará demasiado en acusar al corajudo iraní de islamofobia. Mientra llega el día, ya se le quiere silenciar. El partido en el que milita trata de hacerle entender que va por mal camino. No sé qué es más deplorable, que lo haga por votos, por miedo a la bestia o por amor a ella.

Hace un milenio en irán ya había amantes de la libertad. Un compatriota de Ehsan Jami, Omar Jayyam , ya la pedía. Fue matemático, poeta y astrónomo; y fue, como no puede ser de otro modo, escéptico, esa cualidad esencial para la libertad que los paleoprogres creen exclusivamente suya. Hizo más que eso, hizo belleza del escepticismo. Las Rubaiyat:
Mulá: no reces por mí. Dios da su don

sin que se lo pidan, y el velo de perdón

y su misericordia, inmensos como el mar,

cubrirán, sin mirarlos, los pecados de Omar.


La tierra es un mosaico de dioses y creencias,

de clérigos, profetas, sacros libros y textos:

impiedad, fe, pecado, son sólo los pretextos

que los hombres invocan al luchar como fieras.


Bebamos, amor, bebamos: todo al olvido invita.

Yo que medito siempre, solamente en dos días

no he querido pensar ni jamás he pensado:

el que está por venir y aquel que ya ha pasado.

Si vino y bellezas hay, pide vino y bellezas,

siéntate junto al agua que el verde prado riega,

deja diablos y hurís al musulmán que crea,

mañana puedes morir si es que mañana llega.
No seamos racistas. La gente del próximo oriente no está condenada por su historia a no ver los bellos rostros de las mujeres, ni a adaptar su comportamiento a los caprichos crueles de los mulás o a los preceptos de libros mediavales, ni al analfabetismo, ni a la ignorancia, ni a legislaciones tribales.
¡Cuántos seres humanos estarán sufriendo diariamente! ¡Que nosotros, españoles, que hemos visto al cacique, al cura y al señorito, miremos para otro lado!
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PD: ¿Creen que he encontrado la noticia en algún blog o periódico de izquierda atea? Es una pregunta retórica, obviamente. Si hoy alguien quiere enterarse de cosas relacionadas con el fanatismo religioso islámico tiene que acudir a los que se burlan, cada día más cargados de razón, de lo "progresistas". Como hoy Josep Maria Fàbregas.



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