12 enero 2007

La batalla más hermosa

Hace unos 2500 años, el rey medo Ciaxares acogió en su corte a un grupo de escitas. El soberano les apreciaba tanto que permitió que sus hijos aprendiesen su lengua y se adiestrasen con ellos en el arte de la caza, en la que eran muy diestros.

Un día regresaron de una jornada de caza con las manos vacías. Ciaxares, que debía apetecer carne, les abroncó y les despreció. Parece que los cortesanos nómadas no aguantaban demasiado bien los agravios; así que otro día se presentaron ante el rey con su hijo cocinado como si fuese un ciervo. Herodoto no dice nada sobre qué le pareció al soberano el ágape filial, pero seguro que no tuvo una digestión agradable.

Los medos se refugiaron de su cólera en otra corte, la de Aliates, rey de Sardes.

Cuando Ciaxares los reclamó para castigarles Aliates se negó. Se declaró la guerra.

Duró 6 años. Sabemos con total exactitud cuando terminó : el 28 mayo del 585 antes de Cristo . La guerra debió ser como todas las guerras: miedo, valor, heroísmo, crueldad, sangre.... Pero terminó de la manera más inesperada – y más hermosa. Mientras a ras de suelo crepitaba la batalla, el sol desapareció y el mundo quedó oculto tras la noche. Los soldados, ensangrentados, heridos, locos de furia dejaron de ver el campo de batalla. Probablemente en el cielo aparecieron miles de estrellas.

Herodoto nos cuenta que esta batalla fue la última de la guerra. No nos cuenta cual fue la reacción de los combatiente en ese momento. Es seguro que todos sintieron lo que se llama terror sagrado; y que todos pensaron en sus dioses enfurecidos. ¿ Se detuvo la batalla, con todos sus contendientes perplejos y sobrecogidos, las espadas y los escudos caídos? Imaginen la oscuridad, el jadeo del enemigo invisible en frente, el sudor y la sangre; el susurro metálico de dos ejércitos deteniendo la batalla. ¿ Cuánto tiempo pasaron así? ¿ Se retiraron, entre sombras, a sus campamentos esquivando educadamente a sus enemigos?

No es descabellado pensar que los enemigos dejaron de sentirse tales enfrentados a un hecho tan terrible como la desaparición del sol, fuente de todo vida .

1 comentario:

Gregorio Luri dijo...

Acudo de vez en cuando a las páginas de Herodoto. Nunca defrauda.

Magnífico estreno.