09 junio 2007

Babel y el Imperio.

En el ensayo En el mismo barco, Peter Sloterdijk aborda el problema de la política desde un punto de vista histórico. Hay que subrayar, dado el descrédito semántico al que ha estado sometido el término, que hablamos de política como "el arte de caminar juntos", o sea, en su sentido primero , en el de las indagaciones seminales de Platón y Aristóteles sobre la relación hombre-sociedad. La ambición del filósofo alemán es elaborar un relato con la ciencia política como personaje - un "relato hegeliano" de la política. Como cualquier otro carácter, este tendría su evolución, su coherencia interna y - ¿podemos decirlo? - un sentido. Que no es otro que la ampliación y extensión de la humanidad, del " concepto abstracto de la humanidad".
El texto no tiene desperdicio - como suele ser habitual en Sloterdijk, ni en belleza ni en sabiduría- ,sin embargo en este post voy a limitarme una parte de la introducción. En ella, para abordar la innegable tendencia humana a la expansión, el alemán recurre al mito bíblico de la Torre de Babel. Como nadie ignora, en aquella época mítica los humanos conversábamos en la misma lengua y compartíamos una misma 'cultura'. También concordábamos en nuestros objetivos ;no existía el disenso y sí una "coincidencia perfecta entre convicciones y tares". Pero Yahve, tras ver la grandeza de la torre, se inquietó e intervino para sacar a los hombres del "paraíso de la unidad", "despeñándola en la pluralidad". Así como Zeus hubo de descender para neutralizar el peligroso poder de los Titanes cuando sintió amenazada su primacía, el Dios de los Judíos intervino para frenar las ambiciones desmedidas de sus criaturas. El mito explica la diversidad humana, pero, nota Sloterdijk, no la voluntad humana de expansión, conquista y asimilación, o sea, prescinde de la "historia universal, [la] historia de las misiones, [el] imperialismo". Para subsanar el error, Peter Sloterdijk especula con una posible variación gnóstica del mito. En éste, Yavhe, tras Babel, habría cargado al humano con la tarea de la "reunificación". Esta "versión gnóstica de la psique humana" indica que estamos "sentados sobre una bomba de relojería... a saber, un concepto inclusivo del género humano"
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1 comentario:

Gregorio Luri dijo...

Gran libro, sin duda. Si la dispersión del hombre en culturas diferentes ha sido resultado de la voluntad de Dios, su unificación en algo así como un estado universal y homogéneo no podría significar más que el advenimiento de, en sentido literal, el último hombre.