¿Podemos siquiera contar cuántos buenos ratos pasamos tras un comida?
He descubierto esto de Geoge Steiner, en su texto Dos Cenas:
"Comer solo es experimentar o sufrir una soledad peculiar. Compartir la comida y la bebida, por otra parte, toca lo más recóndito de la condición sociocultural. Abarca el ritual religioso, los constructos y demarcaciones de género, el dominio de lo erótico, las complicidades o confrontaciones de la política, los contrastes del discurso -grave o frívolo-, los ritos del matrimonio y del duelo funeral. En sus múltiples complejidades, consumir alimentos en torno a una mesa, con amigos o enemigos, discípulos o detractores, íntimos o extraños, con la inocencia o las convenciones aprendidas de la cordialidad, recompone el microcosmos de la sociedad misma"
1 comentario:
La verdad es que la sociedad actual, con su preocupación por la salud, está perjudicando eso de reunirse en torno a una mesa para beber, comer, fumar o tomar café y también, de rebote, la convivencia festiva.
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