"¿Por qué la mayoría de suicidas son musulmanes, la gente bella tiene más hijas, los humanos son polígamos por naturaleza, el acoso sexual no es sexista y las rubias son más atractivas?", esta es la batería de preguntas que encabeza este valioso, aunque desasosegante y descarnado, artículo. Es un sumario, con vocación de incorrección política, de algunos hallazgos notables de la psicología evolutiva.
Esta disciplina científica estudia la características de la psique humana– memoria, percepción, comportamiento...etc- como productos de la selección natural. El esquema no varía respecto de otras ramas de la teoría de la evolución: las cambios en el cerebro más ventajosos para la supervivencia de la especie son los más favorecidos y por tanto se consolidan y difunden a medida que pasa el tiempo. Como dicen en el artículo, no podemos entender el comportamiento humano “como si la evolución se detuviese en el cuello”; el cerebro no ocupa un puesto diferenciado respecto de otros órganos.
Los ejemplos son múltiples e innegables. El más obvio, y por tanto el menos advertido, es la excitación sexual. Que nos exciten las mujeres o los hombres no se debe a ninguna elección racional; esto viene de casa.
Millones de años atrás ciertos organismos evolucionaron diferenciándose sexualmente; o sea, haciendo necesaria la combinación del material genético de dos especímenes diferentes, macho y la hembra, para la reproducción. Esa característica presentaba innumerables ventajas respecto a la reproducción asexuada; por lo tanto las especies que la disfrutaban sobrevivieron y se multiplicaron. Una larga cadena de mutaciones a lo largo de milenios ha hecho que de estos primitivos seres sexuales surjan una enorme variedad de especies. Una de ellas, amable lector, somos nosotros.
Por ahora les dejo el artículo en inglés. Si el tiempo no lo impide, durante el fin de semana iré traduciendo las partes más interesantes y anotando las reflexiones a las que me ha llevado.
1 comentario:
Don Joseph, seguiré con atención sus reflexiones. El artículo es magnífico. Se atreve a defender la osadía de la existencia de la naturaleza en el hombre. Ya sabe usted que es progre quien cree más en la historia que en la naturaleza.
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