07 noviembre 2007

Tácito, lso Germanos y nosotros.

John Ellis, en el Washington Post, comparaba así la actitud frente a la realidad del romano Tácito con la de algunos primitivistas altamente civilizados:

A sophisticated man of letters, disillusioned and even embittered by the flaws, inconsistencies, and retrogressions of a great civilization, deludes himself that a world of primitive innocence and natural goodness exists in peoples who are untouched by the advances of that civilization. So intense are his hostile feelings toward his own society that he is unable to see the one he compares it to with any degree of realism: whatever its actual qualities, it is endowed with all of the human values that he misses in his own. Consequently, he sees his own culture not as an improvement on brutish natural human behaviour but as a departure from a state of natural goodness… Tacitus wanted to see in the Germans the answer to everything that bothered him about his own society, just as the campus radicals of our own time are tempted to see in the contemporary Third World an absence of rank consciousness and hierarchy, of capitalism and greed, of the strong coercing the weak, and of men lording it over women and treating them as playthings.
Por otro lado, John R. Christy, el primo norteamericano de Rajoy, en el artículo donde explicaba su renuncia al premio Nobel, resaltaba la conclusión a la que había llegado tras sus años de misionero en África: "Sin energía, la vida es brutal y corta". Cualquier español de su generación atento a los relatos de sus padres y abuelos, podría haber concluido lo mismo.

Pese a todo, los aspirantes a la felicidad universal y absoluta han dejado de otear el horizonte . Ahora, como ya hicieran Rousseau y sus devotos, dirigen su mirada esperanzada al pasado.
Podemos -y debemos- criticar nuestro tiempo, podemos echar de menos aspectos del pasado, pero jamás deberíamos menospreciar la labor que ha llevado a cabo el hombre para atenuar los múltiples horrores de la existencia. Cosas como el hambre, la violencia, la enfermedad, el miedo, la mezquindad o la suciedad han sido endémicas durante la mayor parte de la existencia del éste como especie. Con el tiempo hemos perdido; pero seguro que menos de lo que hemos ganado.

*

PD: El pope del Primitivismo, John Zerzan.

PD2 : En la presentación de la revista Transversal, postanarquista, postestructuralista y primitivista, se encuentra está declaración de amor a la catástrofe -crisis la llaman:

"Para nosotr@s la crisis jamás es un fenómeno cien por cien negativo. Muy por el contrario, toda gran refundación, toda renovación radical, toda actualización estructural, se emprende impulsada por el caótico torbellino de la crisis, que contribuye a quebrar las rigideces de la costumbre, la tradición y el dogma. Entendemos la crisis como una puerta a la alegría de la innovación, la imaginación y la esperanza. La crisis como lugar de mitopoiesis."

Ahora entendemos los coches incendiados, el lanzamiento de adoquines y la rotura de escaparates en la reuniones del G-8 y en Davos. Es amor a la crisis. Amor a la guerra.

5 comentarios:

Gregorio Luri dijo...

En el estado de naturaleza, que es el de la guerra de todos contra todos, "hay un constante miedo y un constante peligro de perecer con muerte violenta. Y la vida del hombre es solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta"
Hobbes.

lola dijo...

Vaya, entraba a citar a Hobbes, pero ya no hace falta.
Y la fantasía de la renovación a través de la debacle pulula, triste, desagradable, brutal, por todos los rincones de todos los psiquiátricos del mundo. Lo terrible es que se convierta en discurso políticamente a tener en cuenta.

Lola

Joseph T. dijo...

Gregorio, Lola:
Al fin, Hobbes estaba en lo cierto. No recuerdo qué tribu -creo que era amerindia- era alabada por su ingenuidad angelical. Más tarde, otro antrópologo convivió con con ella y descubrió que su tasa de homicidios era exagerada, como la de Detroit, más o menos.
Si retrocedemos un poco más en el tiempo, parece que todavía era peor. Podéis apreciarlo en este enlace. El título de la crónica es
La vida brutal de los británicos de la Edad de Piedra
http://news.bbc.co.uk/1/hi/sci/tech/4757861.stm

Gregorio Luri dijo...

Si es que esto es un sinvivir. hora resulta que hasta los filandeses, con sus excelentes noveles escolares, envidia del mundo entero, tienen asesinos de escolares. ¿Cómo puede ser alguien tan norteamericano llamándose Pekka Eric Auvinenhan?

San Agustín no era tan ingenuo como han pensado sus críticos.

lola dijo...

Joseph t.: Si quieres reírte un rato -pura distracción, pero muy inteligente- te recomiendo el libro "Un antropólogo inocente", cuaderno de bitácora de un joven científico británico en busca de su tesis doctoral, previo trabajo de campo -Ay- en una tribu remota de África. Tronchante.

Lola