Los lectores de este blog sabrán que mi simpatía por la religión islámica no es desaforada. Por el contrario, mi simpatía por los hombres - islámicos, cristianos, budistas o ateos- sí lo es. Transcribo, como muestra de ello, un fragmento del libro -uno de los más fascinantes con lo que haya librado batalla- Gramáticas de la creación, escrito por el último sabio:
El profano es apenas consciente del papel determinante que tuvo el Islam en la transmisión a Occidente del pensamiento y la ciencia griega clásicas. La mayoría de nosotros conoce aun menos las presiones creativas, a la vez colaboradoras y adversas, que la expansión del Islam hizo soportar a la cristiandad mediaval. Heredero de un modo altamente selectivo y sincrético tanto del judaísmo abrahamánico como de las doctrinas de Jesús, el Islam elaboró sus propias filosofías y alegorías de la creación. Éstas, por su parte, conectan con una estética de intrincado tono filosófico y religioso. El tabú, siempre parcial y a menudo soslayado, de la representación del ser humano comporta una estética de una sutileza singular del ornamento, de la lógica matemática y de la belleza geométrica. (...) La vena iconoclasta de la sensibilidad y de la práctica arquitectónica islámicas subraya, de modo central, la paradoja latente en toda estética seria tras la prohibición mosaica de hacer imágenes y tras la crítica platónica a la imitación(...) El arte no figurativo, abstracto, no es en modo alguno un recurso del Occidente contemporáneo; desde hace mucho tiempo fue crucial para el Islam como instrumento auxiliar en la recepción de la prodigalidad de figuras en el mundo natural. Tomando prestadas las formas de las plantas, las formas de la geometría del agua en movimiento, el motivo decorativo islámico es simultáneamente una ayuda para la observación disciplinada de lo creado y un acto de agradecimiento.
Esperemos que la terrible belleza acabe con lo que sea necesario.
1 comentario:
Me gusta tu blog, de hecho lo puse en mis links, para siempre visitarlo.
Es interesante ver siempre las otras caras de la moneda, el hombre occidental muchas veces está cegado en su propio espejo.
No conozco el islán, soy una prejuiciosa que hace caso omiso a muchas cosas porque las considera inconvenientes. De cualquier manera, tienes razón, lo veo y sé que tienes razón.
Un saludote.
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