Los españoles creemos que somos los únicos que sufrimos - y disfrutamos - de un folclore terrorífico. Pero ya sabemos que los españoles tenemos tendencia al excepcionalismo, sobro todo para lo malo. Lo cierto es que son muchos los pueblos que celebran fiestas absurdas, brutales o vulgares. La feliz señora de la foto de arriba es, por ejemplo, una participante del Pourcailhade, un festival francés donde los inventores de la etiqueta gastrónomica celebran la existencia del cerdo atiborrándose de sus carnes y participando en concursos de imitación porcina. Hay muchas más por todo el mundo y en el fotoreportaje The world's weirdest festivals, del británico The Telegraph, pueden ver algunas fors de ellos. ( España también aparece; y vaya cómo.)
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