Disculpas por mi desaparación. Esta es mi excusa: he estado cambiando de ciudad, y casi que de país. He dejado la metrópoli madrileña, bastión españolista, morada de Aguirre y caverna nacional-católica para aterrizar en el centro mismo del motor plurinacional, la reserva ética y utópica. Sí, hace unas semanas que vivo en Barcelona.
Mis deseos: a los fieles del tiempo, un magnífico 2010; a los más promiscuos, lo mismo.
Disfrutad de lo que nos depara el tiempo, sea lo que sea.