16 octubre 2010

La mancha.

Me preocupa mis lectores malinterpreten mi interés crítico por la izquierda. No creo que todas sus aportaciones, de hoy o de ayer, carezcan de valor. Esta vigilancia se debe más a mi trayectoria política, filosófica y sentimental que a ningún posicionamiento ideológico. Pues desde que salí hace algunos años de la trinchera roja, me avergüenza y fascina a la vez reflexionar sobre ciertas actitudes y creencias propias de este movimiento político-moral que hoy me repugnan pero que fueron mías no hace mucho. Con todo, lo que realmente me interesa es el capital de odio que los inmaculados portadores de las buenas intenciones políticas acumulan en su pecho. Explosiones de abyección y resentimiento como ésta de la estrella patria del amor político, Nacho Escolar, nunca dejan de asombrarme :

San Sebastián Piñera, presidente de Chile, ese señor que sale en todas y cada una de las fotos de los mineros renacidos. Piñera. De los Piñera de toda la vida: una familia que ha tenido un altísimo cargo en seis de los últimos siete Gobiernos de Chile. Dueño de una televisión y de un club de fútbol, como Berlusconi. Uno de los hombres más ricos del mundo; el 433, según la lista Forbes: por delante de David Rockefeller, por detrás de Alicia Koplowitz...
Su tío, el arzobispo Bernardino Piñera, fue durante años el Rouco Varela de Chile: el presidente de la Conferencia Episcopal que organizó la visita del Papa Juan Pablo II a la dictadura de Augusto Pinochet. Su padre, José Piñera Carvallo, diplomático y agente de la CIA, militó de joven en la Falange Nacional –la franquicia chilena de nuestra Falange–. Después fue uno de los fundadores del Partido Demócrata Cristiano, con abundante ayuda del espionaje estadounidense. Su hermano, Pablo Piñera, ha sido consejero del Banco Central de Chile y hoy es gerente general de BancoEstado, el banco estatal chileno. Otro de sus hermanos, José Piñera, participó en varios gobiernos del golpista Pinochet. Entre otras carteras, José Piñera fue ministro de Minas...

Comparen con el post de Santiago Gonzalez sobre el asunto, aunque sea sólo por higiene mental.

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