31 agosto 2007

Reanudando la danza (ii).

(Reanudando la danza (i))


El gran amante de África, Riszard Kapucinsky, ha danzado con los hombres del continente negro. Cuenta que en Kenia

[al despertar] salgo con los niños a buscar agua, pues son ellos los que se encargan de tal cometido (...) El agua de los cubos se destina a las abluciones matinales. La gente se lava la cara de manera que no se gaste mucha cantidad. Así pues, coge un puñadito del precioso líquido que a continuación extiende por el rostro, meticulosa pero no demasiado enérgicamente, para que no se le escape a través de los dedos. La toalla no es necesaria porque desde el amanecer arde el sol y la cara se seca enseguida. Luego, cada cual arranca un trocito de la rama de un arbusto y muerde su punta hasta reducirla a pulpa. Como resultado, se obtiene un pincel de
madera. Con él, nos lavamos los dientes minuciosamente y durante un rato bien
largo.

Y que en Somalia
[despierto y] aun queda mucho hasta la noche. Primero hay preparase para el
viaje. O sea, antes que nada,abrevar las camellas.... A continuación los niños
las ordeñan y llenan con su leche, de sabor un tanto agrio y avinagrado, unos
odres de piel planos. Luego beben en el pozo las ovejas y las cabras. Hay unas
doscientas. Los últimos en beber son las personas, primero los hombres y , tras
ellos, las mujeres y los niños...[Cuando amanece]los hombres rezan...Las mujeres
sirven ahora a los hombres sendos cuencos de té. Sale el sol, todo se inunda de
luz y ya es hora de ponerse en marcha. Abre la comitiva el rebaño de camellas,
conducido por los hombres y los muchachos. Les siguen las ovejas y las cabras,
envueltas en nubes de polvo. Y tras ellas, van las mujeres y los niños

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