21 octubre 2007

No seamos racistas.

El barcelonés Jordi Esteva es un gran amante de África y Oriente, de su geografía, de sus gentes y de las imaginaciones de éstas. Esta pasión ha hecho de él un profundo conocedor de esas tierras. Conocimiento y amor que son el material para los numeroso proyectos - revistas, fotografías, ensayos de antropología, libros- en los que ha trabajado. Entre otras cosas, ha fotografiado las fortalezas situadas en el Atlas marroquí ( el libro donde se han reunido las instantáneas lleva el bello título Fortalezas de Barro ), y ha escrito libros como Viaje al país de las almas o el que lleva unos meses viajando de la mesita de noche al escritorio de mi casa, Los árabes del mar.
Es un libro muy bello , pero es sobre todo esclarecedor. Vivimos en una época muy extraña, en la que conservadores y progresistas sostienen opiniones casi idénticas en lo relativo a las gentes del Islam. De maneras más o menos oblicuas se afirma que no pueden o no quieren cambiar ciertas costumbres sombrías , que ellos son así. Leer esta obra de Esteva es un buen antídoto contra esta bobada.
Hay muchas cosas que merecen ser destacadas en Los árabes del Mar- y si el tiempo y el talento lo permiten así lo haré-, pero ahora sólo me gustaría comentar los sentimientos de la esposa de un viejo amigo del catalán, Nura. Esta mujer egipcia, según ella mismo confiesa al escritor, debe pasar largas temporadas en Omán a causa del empleo de su padre, donde

permanecía todo el día en casa por la presión social y que suspiraba
por regresar al Cairo y ser más libre.

Nura, como vemos, de ser afgana, hubiese contestado como lo han hecho el 83% de los encuestados en el estudio de opinión sobre la presencia de tropas aliadas en Afganistán. Porque arriesgar la vida por una mejor no sólo está al alcance de occidentales. Porque tampoco los occidentales son los únicos capaces tragarse su orgullo y aceptar ayuda exterior cuando una amenaza superior a sus fuerzas les ataca. Y porque no sólo a las mujeres occidentales les gusta ser libres. Ni sólo a los hombres occidentales les gusta que así sea.
Digan lo que digan los de siempre: "This war against the Taliban is part of a post-imperial spasm", "The western occupation of Afghanistan has brought neither peace nor development",
"enunciemos la conclusión de manera firme: si sobraban motivos para retirar los soldados presentes en Irak, faltan los que invitan a desplegar contingentes militares en Afganistán"

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