17 diciembre 2007

El judío continua envenando pozos.

Un lector en El país salía ayer en defensa de la tesis del libro El lobby israelí y la política exterior de Estados Unidos, que el lector ya imaginará cuál es. Decía:

"Quienes hemos vivido algunos años en Nueva York hemos podido comprender la enorme, inimaginable fuerza e influencia de ese poderososo lobby, árbol de muchas ramas."

Yo no he vivido algunos años en Nueva York, pero pasé allí un verano entero. Y puede ver cuántos negocios en la famosa calle 42 eran regentados por llamativos señores con kipa y largos tirabuzones. Supongo que en "algunos años" este señor habrá observado más cosas que yo en un par de meses. Sin embargo, no entiendo cómo , si no ha trabajado para el gobierno estadounidense o algo similar, ha podido llegar a la conclusión de la "enorme, inimaginable fuerza e influencia de ese poderoso lobby". A no ser que al observar la prosperidad y el carácter emprendedor de los judíos neoyorquinos haya pensado: "está claro: lo dominan todo".

4 comentarios:

Júlia dijo...

Tus ilustrativos escritos, en concreto los tres últimos, muestran que poco cambia todo, reliquias, guerras, cabezas de turco o judíos malignos, siempre hay excusas para hacer barbaridades.

Anónimo dijo...

Bueno, al menos nadie podrá negar que se trata de un grupo de gente que, sin desmedir a otras masas sociales unidas por el dogma que sea, han conseguido unir una idea religiosa, una efectividad probada para los negocios y una cohesión social, (digamos colaboración tácita interna) bastante encomiable y que, obviando hechos de algunos sectores judíos muy importantes y trágicos, han sabido convertirse en un pilar de la historia muy importante. A nivel cultural no quiero ni hablar y, por favor, no me deis de fumar más de esta cosa...
Pepe! una abraçada molt forta! a veure si ens veiem estos nadals!

Joseph T. dijo...

Julia,
siempre. Una de las cosas que más me chocan - y más me fascinan- del ser humano es su enorme flexibilidad moral. Somos capaces de lo mejor y de lo peor.

Joseph T. dijo...

Dani,
tota la raó. Ara bé, aixó no té res de roin.
Ens veïem.