Según el conquistador Fernández de Enciso, cuando los españoles explicaron a los indios Cenú que el papa Alejandro VI había repartido el mundo entre los españoles y los portugueses, estos, con buen realismo, afirmaron que "El Papa deviera estar borracho".
Visto lo visto, es difícil no sospechar que el actual vicario de Dios en la Tierra comparte al menos una afición con el del el siglo XV.
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