La influencia del genotipo en el comportamiento de los humanos es uno de los asuntos más interesantes, controvertidos y, para muchos, preocupantes con los que se enfrenta la ciencia moderna. La subordinación del espíritu a la materia pone los pelos de punta a mucha gente. El dominio del segundo sobre la primera les horroriza como a un beato un blasfemia. Íntimamente, la consideran un inversión de la realidad, como si los Dioses todopoderosos tuviesen que acatar las órdenes de los hombres, tan mezquinos y endebles.
Pero vivimos en una época de prodigios, y todo el mundo puede ser feliz. Cada día las científicos descubren ejemplos en los que la relación se invierte, en los que es el espíritu quien gobierna la materia. El caso que estudia el neurocientífico John Cacioppo, de la universidad de Chicago, es particularmente interesante. Tras dedicar buena parte de su carrera a estudiar la soledad, acaba de publicar Loneliness: Human Nature and the Need for Social Connection.
En una entrevista que ofrece con motivo de la publicación del libro a Neuronarrative, observa que la soledad tiene, entre otros, estos efectos sobre el cuerpo :
We have found loneliness to be associated with heightened resistance to blood flow throughout the body; elevated blood pressure as one ages; heightened hypothalamic pituitary adrenocortical activity as indexed by higher morning levels of adrenocorticotropic hormone and larger rises in the stress hormone, cortisol, in the morning; less salubrious sleep; a diminished ability to exert self-control and avoid personal temptations; increased depressive symptomatology even when controlling for current depression; poorer health behaviors such diet and exercise; and higher allostatic load -peripheral biological markers of wear and tear on the body.
Cualquier "ambientalista" debería estar contento. Pero esto no es lo más sorprendente de los efectos de la soledad. Pues esta se llega a sentir hasta en los genes :
But the most surprising finding may be that loneliness is associated with altered gene expressions in the nucleus of immune cells, specifically with the under-expression of genes bearing anti-inflammatory glucocorticoid response elements (GREs) and over-expression of genes bearing response elements for pro-inflammatory NF-κB/Rel transcription factors. These effects may be mediated by the effects of loneliness on neuroendocrine activity, which in turn operates on the immune cells.
Hay mucho más sobre la soledad en las sabias palabras de John Cacioppo.
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