No recuerdo donde leí que uno de los fenómenos más sorprendentes de la historia reciente era la notoriedad y el prestigio que había adquirido la figura del intelectual. Así es, sin duda : Intelectual ya no sólo significa una persona cuya principal herramienta de trabajo es el pensamiento. Ahora se refiere a un elegido que goza de unas cualidades morales, intelectuales y espirituales que le sitúan a años luz del resto de sus congéneres; a un perteneciente a la aristocracia filosófica platónica.
Dadas las cualidades que se le suponen, el número de aspirantes a tal estado de gracia, así como los que creen haberlo alcanzado, ha aumentado exponencialmente en los últimos tiempos. Escritores, pintores, cineastas, actores, escultores, cantantes y hasta bailarines, en proporciones preocupantes, se sienten parte de esta élite suprema.
Para descubrir a uno de ellos hay un truco infalible: Al poco tiempo de hablar con él, informará a su interlocutor de cómo todos los problemas del mundo se acabarían con una única medida: Que la gente fuese como él; que fuese tan sabia, tan inteligente y tan bondadosa.
Ya decía que la cosa estaba tomando proporciones epidémicas, pero no podía imaginar que llegase a infectar incluso a una insignificancia intelectual tan notoria como lo es un músico de El último de la fila. Esto es lo que decía Quimi Portet (Vía) en una entrevista en el Avui:
"Simplement és que la gent no coneix la realitat perquè es passa el dia seguint els mitjans de comunicació. I ningú no es recorda què és la justícia, una cosa molt simple i no negociable que no surt als mitjans. Tothom hauria de fer un reset per recordar què és la justícia. I això no ens ho ensenya cap mitjà, ni tan sols internet, que l’únic que ha fet és democratitzar la ignorància"
¡Democratizar la ignorancia!. No se puede ser más arrogante. ¡Ni ignorante!
No hay comentarios:
Publicar un comentario