Pese que Sloterdijk no adopta el punto de vista usual en este debate, esta reprimenda puede leerse como un ataque a los negadores de la naturaleza humana, que piadosamente sostienen que cada ser humano, en su nacimiento, es un receptáculo absolutamente vacío a la espera de colmarse de deseos, pensamientos, comportamientos y emociones. Es realmente esperanzador ver a un filósofo que se considera "de izquierdas" pensando la genética y las consecuencias que la evolución "de las innumerables generaciones humanas", siendo estas ideas anatemas fulminantes en los círculos intelectuales progresistas, ahogados en la creencia de que la naturaleza humana es un invento para la dominación y entorpecidos por su hostilidad a todo lo científico y racional. De todos modos, no es la primera vez que el pensador alemán aborda estos temas; ya lo había hecho, y explícitamente, en Normas Para el Parque Humano y El Hombre Operable, dos ensayos imprescindibles - se pueden conseguir gratuitamente en la red con relativa facilidad.
Esperemos que la actitud de Sloterdijk sea emulada y los complejos de cierta filosofía no reduzcan esta disciplina a mera antigualla antediluviana. Pues el complejo futuro que se nos viene encima requerirá, sin duda, de mentes dotadas para sentirse a gusto transitando por los más diversos saberes. Captar panorámicamente la vida va a ser más difícil cada día, y más necesario. El futuro no requiere, por tanto, menos sino más filosofía.
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