16 octubre 2007

Zizec y la culturas (II)

( Viene de aquí)


Lo llamativas que nos parecen estas críticas de Zizec da una idea de hasta que punto esta visión moral está metida en la cabeza de todo hombres medianamente instruido. Que así sea se explica en parte por los nobles motivos que la hicieron surgir. El que haya sido defendida por quienes se alinearon con todos los movimientos de liberación del siglo XX -antirracismo, antiimperialismo, anticolonialismo, libertad de la mujer...etc.- le ha otorgado un prestigio desorbitado - al menos tanto como su alejamiento de la realidad. Naturalmente, lo que más contribuyó a ello fue el colonialismo europeo, por el cual algunas mentes europeas se imaginaron librando una batalla apocalíptica entre el mal - los blancos- y el bien - cualquier cultura no manchada, o que ellos creían no machada por el capitalismo.

Esta sacralización de los usos y costumbres no occidentales se ha resuelto, catastróficamente para las gentes del sur y el este del planeta, en la proscripción del análisis de las diferentes formas de vida existentes en el mundo. La "filosofía de la sospecha", tan alabada, se reserva exclusivamente para nosotros, los occidentales, que para algo somos los malos. Así, una leve anormalidad, perfectamente explicable, lleva a descubrir ejércitos de represiones interiorizadas, poderes a la sombra y conspiraciones siniestras, mientras que descaradas imposiciones de vestimenta, religiones y religiosos que regulan las vidas de paises enteros, clasismo y machismo sancionados por la religión y la costumbre sólo suscitan silencio. Por supuesto, el que no acepta esto es un racista.

Así, cuando se habla del genocidio Hutus y los Tutsis no se hace ninguna mención al antiquísimo sistema de castas dejaba al 80% de la población en situación de miseria y que a mediados del XIX se convirtió formalmente en en sistema feudal que hacía de los Hutus vasallos desposeídos. Toda la perversidad queda en el lado de los -infinitamente perversos- belgas; el buen"negrito", en una lacrimógena muestra de racismo paternalista, queda como un ser angelical, manso como los hijos de Jesucristo, incapaz de alzar la mano contra nadie si no es por el veneno vertido en su alma por el mismo demonio vestido de blanco. Tampoco se habla demasiado sobre la cruel aristocracia India, país del que tantos vuelven para informarmos de lo desventurados que somos en occidente. Nunca hablan, y es sólo un caso, de los Adibasi - o intocables, considerados tan bajos que son excluidos incluso del sistema de castas-, aborígenes indios sometidos cuado los arios llegaron a aquella región. El desprecio racista del que son objeto se traduce en miseria extrema ,violaciones, linchamientos y todo tipo de violencia indiscriminada- pese a los denodados esfuerzos del gobierno para anular los perversos efectos de siglos de clasismo.

Hablando de clasismo, quienes creen en la igualdad cultural tampoco miran al pasado. ¿Cómo, si lo hicieran, defenderían el rasgo cultural predominante en al antigua Europa: Esa creencia en la aristocracia, en la división social en base a la cuna? ¿Cómo el machismo endémico? Es más, ¿ alguien duda de que si los europeos mediavales habitasen hoy , digamos, Bagdad se ensalzaría su cultura hablando de la espiritualidad de su religión, el pacifismo de su profeta, la majestuosidad de sus edificios y sin utilizar para nada la palabra machismo u opresión ?

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