1.
Hace una semana me llevé una doble alegría: primero conocer en persona al dueño del Café de Ocata, don Gregorio Luri, charlar un instante con él y escucharle conferenciar; y después descubrir que Madrid le gustó ( mucho ). No parece lo habitual en ciertas realidades nacionales.
Madrid no suele ser Madrid, suele ser la leyenda negra de Madrid. Una ciudad retrasada e intolerante que vive de lo que roba al resto de España. Un búnker de centralistas incompetentes. Gris, sucia y sombría. Puro franquismo.
A día de hoy los juglares ya cantan que Madrid es un coto de caza donde el catalán, el vasco y el socialista son las piezas más preciadas. A Rosa Regás, por ejemplo, la escupen y la bajan de los taxis :
"la crispación es muy fuerte. Yo voy por la calle y me escupen, me insultan y me gritan 'roja' (...) En Madrid hubo taxistas que me reconocieron y me hicieron bajar del taxi".
Y Miguel Buen tiene que esconder el País para que no le aticen:
“en Madrid, por culpa de las presiones de la extrema derecha azuzada por el PP, resulta problemático pasearse con un emblema del PSOE en la solapa o un ejemplar de 'El País' bajo el brazo sin ser objeto de hostilidades”.
Si no nos lo ha ocultado, creo que don Gregorio y su pareja llegaron a Barcelona sin moratón alguno. Por mi parte, que hablo valenciano sin parar - ¡incluso en taxis donde atrona la voz de Federico!- y muchas veces oso comprar el País, el médico no ha encontrado ninguna extremidad rota ni restos de saliva en la última revisión. He tenido suerte, tras dos años en medio de las hordas madrileñas.
2.
Obviamente esta difamación continúa de Madrid es deliberada y se inscribe dentro de una estrategia bien definida. Las encuestas que se vienen haciendo desde la transición muestran que una mayoría de catalanes se sienten tan españoles como catalanes. La tendencia ha sido decreciente, y cada vez son máslos que sólo se sienten catalanes.
Para conseguir este cambio en las conciencias, sin el cual no hay proceso de construcción nacional posible, es determinante conseguir el desapego de España. Siendo Madrid su capital, y por tanto su símbolo, presentarla como una ciudad odiosa es un objetivo capital. Una muestra meridiana es este artículo del Avui a próposito del affair Rubianes. Se recordará que el cómico gallego expresó su deseo – lo expresó en castellano ¡tras media vida en Cataluña! - de que España fuese colgada por los cojones. Gallardón le negó el espacio para representar cualquier obra en Madrid. Rápidamente, en Cataluña, y los artículos que facilito son un ejemplo, se condenó a toda la ciudad y a todos sus habitantes. Falta de cosmopolitismo, anticatalanismo… Lo cierto es que en Madrid se armó un revuelo considerable. Y la mayor parte de la gente, sobre todo la progresista, pese a sentirse profundamente ofendida por la brutalidad de Rubianes, condenó la “censura”. Sin embargo, esta realidad se cambió por el monigote de cincuenta ultraderechistas con banderas preconstitucionales pidiendo la cabeza de Rubianes y gritando !viva España¡. ¡Cómo no vamos a querer independizarnos de tal aberración!
(continuará...)